LA MUERTE





LA MUERTE






Desde pequeños nos enseñan a temer a la muerte, y nos pasamos la vida pensando en qué tanta vida nos queda, nos lamentamos por las cosas que no vamos a alcanzar a hacer antes de que acabe nuestra vida, sin darnos cuenta que todo es parte de un ciclo.

Yo siempre he creído que moriré joven, bueno tal vez ya no tan joven, pero creo que eso siempre ha tenido que ver con mis ganas de disfrutar los momentos, de hacer lo mas que pueda con mis días, de impactar en las personas de alguna manera, y de no quedarme con las ganas de vivir algo; es extraño pero creo que he aprendido a abrazar la idea de que un día me voy a morir, incluso pienso en eso con una sonrisa, pues me gusta imaginarme en el momento en que llegue el final, y me encuentre en el cielo, el infierno, o lo que sea que siga para mi, meditando en que tanto hice con la vida que se me permitió, y espero no sentir que no aproveche, no arrepentirme de alguna manera de no haber aprovechado el día.



No se que tan normal sea, pero muchas veces he imaginado cómo sería mi funeral, algunas veces he pensado en que no me gustaría que hubiera, otras veces pienso en que tan triste se pondrá la gente al saber que me he ido, quien asistirá a la funeraria por compromiso y quién me llorará, pero también quien me pensara en silencio y de alguna manera agradecer el haberme conocido. Lo que si tengo claro, es que al aceptar la muerte como una etapa de la vida, me gustaría irme alegre, y me gustaría que mi partida no sea obscura y triste, que la gente hable con alegría de momentos que compartimos, de idioteces que hice alguna vez con una sonrisa en el rostro, y que dentro de todo eso, se sientan afortunados de haber coincidido conmigo en esta vida, espero terminar este camino con la certeza de haber tocado muchos corazones, y poder decir… Vida nada te debo, nada me debes!



Comentarios

  1. "Si mañana no amanezco, que sepan mi Familia y mis amigos, que mi cuerpo está dormido y mi espíritu despierto. Que traje conmigo las memorias de mi vida y he dejado las pertenencias del mundo en un casillero. Que sepan que nada me hizo más feliz que amarles y verles feliz, que les puedo decir que no fue difícil confiar, tal vez sí un poco levantarme de algunas caídas, pero fue más hermoso recibir su apoyo, cariño y compañía. Que no tengan miedo decirle Sí a la Vida, Sí al perdón y Sí al Amor, y que compartan la hermosura de su corazón, pues al final será la única y genuina satisfacción. Que le digan al Amor de mi vida, que fue el regalo más hermoso amarle sin censura y sin ataduras. Si mañana no amanezco, déjenme vivir dormido y soñar despierto"... De mi autoría

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  2. La muerte en mi vida
    Imelda Gameros Ponce.

    Por muchos años tuve una vida normal, en la cual disfrutaba de la familia, de mi esposo de mi hija, de los amigos.

    De pronto apareciste en silencio, a partir de este momento, mi cuerpo poco a poco empezó a cambiar, los huesos resaltaban, el color de mi piel cambio y perdió brillo, mis labios secos, así como dicen los Tarahumaras, “el cuerpo se esta secando”….me empezaba a parecer a ti.

    A pesar de todo nunca perdí la esperanza, nunca me di por vencida, deje de verme en los espejos y en mi mente conservaba la imagen de mí, con mucha vida, porque sentía que esos buenos tiempos volverían. No voy a mentir en ocasiones tenia miedo, cuadros de ansiedad difíciles de controlar.

    Llego el cansancio, mi energía desapareció, ya no pude cuidar de mi amada familia, ya no pude ir a trabajar, ya no podía cuidarme a mí misma, ya dependía totalmente de mi familia…eras mus constante.

    En los hospitales, escuchaba llorar, gritar de dolor, ruidos, pasos… se percibía tu presencia; veía cómo los cuerpos salían sin vida, muertos y no dejaba de pensar, pude haber sido yo. En ocasiones miraba en la ventana, anhelaba volver a caminar sin desfallecer, volver a sentir el rayo solar, el aire, la lluvia, en una palabra mi vida… me tenias atrapada.

    Meses sin tener un diagnostico, y ser tratada como cochinilla de indias, en un laboratorio con mucho dolor; siempre poniéndome a prueba.

    El reloj nunca se detuvo, ya tenia todos los signos y síntomas de que mi tiempo ,terminaba; fue cuando clame! te encare diciéndote que si mi fin había llegado, que me ayudaras, estaba lista para morir pero que si aun no era el momento, que me dejarás vivir, déjame disfrutar de mi viveza con los que amo.

    Fui escuchada! El día que cumplía un año mas de vida, mi cumpleaños, ese día me dieron un gran regalo, muchos dirían un milagro, al fin el diagnóstico, el Nombre de lo que padecía mi cuerpo, otra oportunidad de vida, casi por arte de magia, al tercer vida, me levante -como Lázaro-. Te retiraste en silencio como llegaste, ¿cuando volverás? no lo sé!, sé que volverás y tal vez , ya no haya otra oportunidad.
    En esta experiencia no vi la luz, ni el túnel, como todos los demás! pero sí me sentí muy bendecida, muy afortunada y ahora comparto mi tiempo, mi presente, con ustedes.

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  3. ¡Magnífico Adela!... Leo en tus palabras, el testimonio de un espíritu valiente y resiliente. Sin duda, un ejemplo para todos. Gracias por compartir.

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