Nuestra muerte.


        La muerte, una realidad que por lo general la mayoría de las personas le tememos. Por no saber que habrá más allá del final de nuestra existencia espiritual, esto según la religión de la cual seamos creyentes. Pero en lo personal a pesar de sentir miedo por no saber que será de mi después de, es mayor por la muerte de un ser querido. El poder experimentar el deterioro y el saber que la muerte esta mas cerca de lo que tenemos pensado o bien puede suceder en cualquier momento.
     Cuando era pequeña, solía pensar sobre la muerte, en especial la de mi mamá y la mía, me daba miedo el pensar que sería de mi después de morir, el dejar de existir, vivir en este mundo, cerca de todos mis seres queridos. Pero hoy en día, puedo decir que no me aterra la idea de que me pueda pasar en algún momento. Tal vez siendo ya un adulto mayor y viendo como la mayoría de las personas de mi edad comienzan a irse, pueda ser que me cuestioné si en realidad me dará miedo o no.
     Hablando en lo particular, durante mi vida he visto como varias personas cercanas les llegaba ese momento de partir, sobre todo ver lo doloroso que es para quienes nos quedamos en este mundo terrenal a tratar de sobrellevar la perdida y la ausencia de esa persona. Teniendo empatía por estas personas, trataba de imaginar su dolor, siendo que no me acercaba en lo más mínimo.
     En mi infancia tuve un apego muy grande hacia mi mamá, y siempre me temía el momento de su partida, el si estaría preparada para decir adiós y no volver a verla, pero mi consuelo, es que tal vez esto pasaría en un momento de mi vida que estuviera preparada y tuviera mi familia, etc. Como suele pasar en la mayoría de los casos, pues sabemos que, si una persona tiene una edad muy adulta, es de esperarse que llegue ese momento y nos puede ser más fácil aceptarlo.
     Pero para mí desgracia ese momento llego mas pronto de lo que esperaba, la muerte de mi mamá, son palabras que no me atrevería a decir en persona. Por que le seguimos teniendo cierto respeto o miedo a esta palabra. Para cualquier persona que se la menciones así tal cual, se le puede considerar agresivo o que te deja sorprendido, desde mi punto de vista.
    El irme preparando para saber que se iría, fueron momentos mas dolorosos, el saber que no la volvería ver jamás, no tendría un abrazo suyo, un consejo, etc. Pero el egoísmo de el ser humano no acepta la muerte, y en ocasiones este mismo egoísmo no permite que dejemos partir, buscando miles de alternativas para que pueda seguir con vida, que para las personas que están enfermas no lo es.
     En el caso de mi mamá, quien fallecio de cáncer en los huesos y pulmones, la forma en que acabo con su persona, el ver que ya no era ella, fue difícil y doloroso. En un comienzo, tenia fe en que se mejoraría y podría salir de esta enfermedad, pero al ver como iba pasando el tiempo, seguía teniendo la fe, pero muy en el fondo sabia que su muerte llegaría, pero no lo quería aceptar. Fue hasta un momento en los que se puso muy grave y fuimos a parar al hospital, que vi su sufrimiento e impotencia, en el que pensé que lo mejor seria que ya descansara. Y así fue.
      Para finalizar con esta reflexión y haber compartido mi experiencia cercana. Creo que lo que nos da miedo de la muerte es en parte nuestro egoísmo y el querer ser eternos. Como lo mencione la mayoría de las ocasiones, hacemos hasta lo imposible por tener solución o curar lo incurable, siendo que es parte de nuestro camino. Alargando ese sufrimiento, para ambas partes.
     Sin embargo, sabiendo que es parte de la vida, no deja de ser sufrimiento y difícil el tener que decir adiós para siempre a nuestros seres queridos. Teniendo que pasar por un duelo en que cuestionamos el por qué, de su muerte, cuando es parte de la vida, así de fácil como el nacer.

Comentarios

  1. Hola! Comparto tu pensar sobre la muerte, hace casi 3 años perdí a mi padre, el de 65 años y yo de 28, fue muy doloroso saber que no volvería a verlo, a sentir su olor o escuchar su voz, pero en terapia me di cuenta que eso era lo que dolía, lo que yo estaba perdiendo y no tendría más, y poco me detenía a pensar el sufrimiento que él estaba teniendo por su enfermedad, fibrosis pulmonar. Una vez entendido eso, fue más fácil "dejar ir" y sanar ese dolor.

    Un abrazo!

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